Científicos han identificado los genes que predicen si una persona alcanzará una longevidad extrema.
La esperanza de vida en países desarrollados se sitúa en la actualidad entre los 80 y 85 años. Los factores ambientales (dieta, ejercicio, ser fumador o no, etc) así como los factores genéticos contribuyen a que este envejeciemiento sea más o menos saludable. Los resultados realizados hasta ahora en gemelos sugieren que sólo entre el 20-30 por ciento de la variación en la supervivencia hasta más o menos los 85 años está determinada por la genética. Sin embargo, otras investigaciones y la observación en algunas familias de una longevidad excepcional, sitúan a los factores genéticos como contribuyentes importantes en el envejecimiento y especialmente en vivir entre 10 y 30 años más sobrepasados los 85.
Basándose en esa hipótesis de que individuos excepcionalmente longevos pueden ser portadores de múltiples variantes genéticas que influyen en la vida del ser humano, un grupo de investigadores de la Universidad de Boston y del Boston Medical Center, dirigidos por la doctora Paola Sebastiani, decidieron llevar a cabo un estudio del genoma de personas centenarias. Para ello, los investigadores «escanearon» los genomas de más de 1.000 personas centenarias y de otros tantos individuos que servían de control. Con esta comparación pudieron identificar un número de marcadores genéticos que son muy diferentes entre los centenarios y los individuos seleccionados al azar.
Estos resultados aumentan la posibilidad de que algún día sea posible que las personas sepan por adelantado si tienen el potencial para vivir hasta una edad avanzada. Los resultados también sientan bases importantes para estudiar la manera en que múltiples genes influyen en el modo en que envejecemos.
MEDICINA PREDICTIVA
Además, los investigadores desglosaron las predicciones genéticas en 19 grupos característicos (o marcadores) que se correlacionan con diferentes longitudes de vida más allá de los 100 años de edad, y con patrones diferentes de enfermedades como demencia, hipertensión y enfermedad cardiovascular. Por tanto, estudios futuros de estos marcadores genéticos podrían arrojar luz sobre patrones específicos de envejecimiento saludable y podrían ser utilizados en última instancia para una medicina personalizada, con medidas de prevención y estrategias de tratamiento a la medida.
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